lunes, 21 de abril de 2008

Viaje del "manicomio" a las cárceles


Comunicado de las madres de Andad

El día 14 de abril, un drogodependiente de 35 años se presentó ante el cuartel de la Guardia Civil de un pueblo de Murcia con la cabeza de su madre bajo el brazo. El juzgado de instrucción Nº 6 de Murcia acordó su ingreso en la prisión de Fon Calent (Valencia).
¿Y ahora qué? ¿Esperar a que cumpla la condena y regrese más peligroso que antes? Ángel ya había tenido anteriormente 4 arrestos por malos tratos a su madre. “Cada vez que sale de la cárcel está peor” comenta la madre de otro enfermo mental. ¿O quizás recogeremos firmas para que le apliquen la cadena perpetua? La madre de Ángel, en el programa “Gente” de Televisión Española en 2001, había confesado: “No es malo, pero lo que toma lo hace malo, y a nosotros nos está destrozando la vida”.
¡Cuántas veces, entre las Madres de ANDAD, hemos expresado los mismos sentimientos! ¡Qué miedo y qué impotencia sentimos los familiares de estos enfermos ante sus brotes psicóticos! ¿A dónde llevarlos? ¿A quién recurrir? “Mi hijo pide ayuda para que lo curen o lo metan en un centro, pero no hay ningún sitio para él”.
En los años 80 desparecieron en España los “manicomios”, aquellos horribles lugares de tortura de los enfermos mentales. ¿Cuál ha sido la alternativa? La mayoría de las veces, que sus familiares se las apañen y cuando cometan algún delito, como en este caso, a la cárcel. Como por otro lado, el número de enfermos mentales se ha visto incrementado por efectos del abuso de drogas (patología dual), las prisiones están llenas de esta clase de enfermos.
De los 14.000 presos que hay en Andalucía, 1.200 padecen enfermedades mentales graves, y 5.600 trastornos psicológicos. ¡Casi el 50% de los presos! En las cárceles, o no son tratados de esta enfermedad, como sucede en la mayoría, o son atendidos de una forma claramente insuficiente: a Puerto II a finales del 2006 acudía un psiquiatra cada 15 días para atender a 728 enfermos. Además, aunque judicialmente podrían sacarse de las cárceles, no existen las estructuras necesarias para su tratamiento. En toda Andalucía sólo contamos con un psiquiátrico penitenciario en Sevilla con 182 pacientes y con una saturación del 220%.
Esta es la situación que nos lleva a poder afirmar que muchas personas consumidoras de drogas y con enfermedades mentales en España han realizado un triste viaje de los “manicomios” a las cárceles, convertidas hoy en “almacenes” de personas que padecen patología dual. Cuando un suceso macabro, como este que estamos comentando, aparece en los medios de comunicación, debería ser en un aldabonazo a nuestras conciencias, en lugar de convertirse en tema de chismorreo y de hipócrita asombro. ¿Nos paramos a pensar de verdad en las causas de estos sucesos? ¿Participamos en acciones y protestas para exigir solución a esta vergüenza social?
Por nuestra parte, terminamos exigiendo que, por lo menos, se cumpla el acuerdo marco de colaboración firmado en 1992 entre la Administración Central y la Junta de Andalucía en materia penitenciaria, por el cual se obliga al Sistema Andaluz de Salud a prestar atención especializada ambulatoria en las cárceles, con singular dedicación a los presos con problemas de salud mental.

El Puerto de Santa María, a 21 de abril 2008
ANDAD-Madres Unidas contra las Drogodependencias

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